Columna de Opinión

"Liderazgo para el desarrollo territorial" Por: Mag. Susy Caballero

9/8/2022
Autor:
Mag. Susy Caballero, Docente especialista en Gestión Social

La provincia de Urubamba, en el Valle Sagrado de Cusco, es el corazón turístico del país, pues ahí está Machu Picchu. Es una zona rural muy rica en historia, cultura, flora y fauna. Sin embargo, aún presenta muchos desafíos, como la falta de agua potable, el escaso servicio de salud, las altas tasas de anemia y desnutrición, los cambios en el clima que afectan la agricultura (aunado al precio del fertilizante), y la contaminación del Willkamayu, el río sagrado de los Incas. A ello se suman situaciones globales, como el incremento de la inequidad, la pandemia y sus consecuencias, el caos político, el descontento ciudadano y la desconfianza.

Todo esto parece imposible de abordar por su magnitud, por la cantidad de individuos y organizaciones involucradas, por su cambio permanente y porque, en realidad, no hay una solución clara. No obstante, el desarrollo territorial, entendido como un proceso que busca mejorar las condiciones de vida de los seres que habitan un territorio a través de un trabajo colaborativo entre instituciones e individuos multisectoriales, puede darnos un camino a seguir. Este enfoque integra el pensamiento sistémico, pues considera los múltiples elementos que componen el territorio y sus interrelaciones. Esta dinámica genera que cada territorio sea único.

Para implementar estrategias de desarrollo territorial, necesitamos liderazgos distintos en todos los sectores como el empresarial, social, ambiental, político y comunitario. En particular, hay dos características por resaltar: ser locales y colaborativos.

Ser locales significa ser de la comunidad. De esa forma, se reflejará la idiosincrasia de su localidad, lo que llevará a la comunidad a sentirse representada, en confianza y a colaborar de forma horizontal. Así, se creará un camino propio de desarrollo, sin imponer modelos externos. La colaboración es fundamental pues los problemas son tan grandes y complejos que la única forma de enfrentarlos es trabajando en conjunto con otras organizaciones y personas de distintos sectores. El trabajo colaborativo y asociativo permite trabajar en redes, lo que fomenta la innovación y puede llevar al uso eficiente de recursos. No necesitamos líderes superhéroes que se pongan todo al hombro, sino equipos con un objetivo en común. 

Con ello, los protagonistas son los territorios que tejen sus soluciones con base en sus propias características, con el fin de brindar propuestas a la medida y que nacen en su comunidad. Así, tal vez, podamos lograr la expansión de la libertad de las personas, que es el concepto de desarrollo propuesto por Amartya Sen, para que puedan ser y hacer lo que quieran en sus vidas.

En Urubamba existe un alto capital social que viene como legado histórico. Es común encontrar vecinos realizando faenas para limpiar los canales de agua, grupos que ofrecen apoyo para la construcción de la casa del vecino, quien luego retribuirá de la misma forma, o gente que se ordena para gestionar organizaciones comunitarias, como la Junta de Regantes. Con liderazgos que sepan canalizar ese capital social intrínseco, se puede generar un gran impacto.

En resumen, los desafíos son tan grandes que deben ser abordados con procesos de desarrollo territorial liderados por personas de la misma localidad que impulsen el cambio a través de la colaboración con otros actores. ¿Cómo generamos las condiciones para que esto suceda?