Columna de Opinión

El turismo como construcción de identidad nacional

12/6/2023
Autor:
Mg. Rocio Lombardi del Valle

Durante muchos años, el turismo en el Perú se enfocaba en la promoción de acciones para atraer turismo receptivo priorizando mercados de interés mundial desarrollando campañas de publicidad de alto impacto, alianzas estratégicas, participación en ferias internacionales y eventos, entre otros, buscando posicionar al Perú como un destino de experiencias únicas sobre la base de su riqueza natural y cultural. Con esta finalidad, se tuvo como indicador de éxito el número de la llegada de visitantes extranjeros y su porcentaje decrecimiento, llegando a recibir más de 4 millones en el 2019. En referencia al turismo interno se evidenció un menor interés en la promoción.

El turismo receptivo definió, por un largo periodo, las decisiones del sector. La llegada de la COVID-19 y la posterior reactivación del turismo hacia destinos de proximidad y de interior generó un cambio de paradigma y nuevos movimientos de visitantes. Numerosos peruanas y peruanos, acostumbrados a realizar viajes al extranjero, empezaron a viajar y recorrer el país dirigiendo la mirada a nuevas experiencias y ofertas de viajes antes destinadas al turismo receptivo.

Un reciente informe de la empresa Macroconsult señaló que la recuperación del flujo de turistas internacionales en el Perú ha sido más lenta que en el resto del mundo. Para los operadores locales de turismo, esto se ha convertido en un reto y una nueva oportunidad de diversificar la oferta para la demanda nacional. El turismo interno es hoy una oportunidad para conocer, valorar y aprender de las peruanas y peruanos con estilos de vida, actividades y cosmovisiones diferentes, pero que, a su vez, forman parte de nuestro país biodiverso y pluricultural.

El turismo interno puede ser entendido como un espacio de encuentro, que permite conectar con nuestra historia, nuestras diferencias y generar respeto el trabajo de un castañero, agricultor, artesano o pescador. El relacionamiento con la comunidad y los espacios de diálogo en cada viaje deben fortalecer nuestro orgullo por la diversidad como país para construir ciudadanía.

Si gracias a un viaje las niñas y los niños son capaces de entender la importancia de cuidar los shihuahuacos y el rol que cumplen en nuestros bosques, serán adultos que no usarán carbón de este árbol en sus parrilladas ni parqué en sus inmuebles. Si además de la foto para las redes sociales también aprendemos acerca de los colores de la montaña Vinicunca, seremos más conscientes del cambio climático.  Si de cada viaje recordamos las necesidades, pero también la sonrisa de nuestras comunidades anfitrionas, sabremos que un futuro mejor es posible. El turismo como construcción de identidad, como elemento de orgullo tal como lo es hoy la gastronomía y el fútbol.

Sin embargo, el turismo no debe encasillarse en actividades de ocio, recreación y diversión, sino dar un salto para romper este paradigma y ser concebido como una oportunidad de cultura, identidad y orgullo. El Perfil del Vacacionista Nacional 2022 señala que una de las tendencias que se fortalecen son los viajes en familia multigeneracionales: nueva priorización de los valores, entre ellos, disfrutar el tiempo perdido con la familia.

El turismo, desde un enfoque económico, es entendido como una herramienta generadora de desarrollo económico local; no obstante, desde la mirada de la sostenibilidad nos coloca ante el reto de lo social, ambiental e institucional. Un turismo sostenible que estimule la protección y sostenibilidad de los recursos culturales, naturales y patrimoniales, que fomente la mejora de la conectividad, infraestructuras y servicios básicos, para beneficio de las comunidades anfitrionas. Esta oportunidad de repensar el turismo interno también conlleva grandes retos y problemas que tiene pendiente afrontar el sector. Uno de los principales es la informalidad. La generación de políticas públicas para dar impulso a la formalización del sector y construir experiencias turísticas sostenibles, justas, respetuosas de la legislación y seguras, con operadores formales y turistas informados. De igual manera otro reto importante es el fortalecimiento de la articulación público-privada-académica para consolidar la cadena de valor en turismo.

Es inminente la necesidad de un cambio de paradigma en la gestión empresarial de la actividad turística. Por un lado, es necesario consolidar un ecosistema empresarial que genere y comparta valor colectivo común para las comunidades anfitrionas y visitantes. Asimismo, un empresariado creativo, innovador, articulado, adaptado a los vientos de cambio y cooperante. En ese sentido, los grandes retos son el enfoque hacia una gestión que conlleve al compromiso con las buenas prácticas en el sector y que sume esfuerzos en la creación de valor y el posicionamiento de la actividad turística con altos estándares de calidad y sostenibilidad.

Dado que el turismo es una actividad resiliente y transformadora, se convierte hoy en una oportunidad de aportar a la construcción de un mejor país.